¿Qué son los prebióticos y los probióticos?

Nuestra flora intestinal es tan pero tan importante que, si la tienes floja o débil, te enfermas con mayor frecuencia. El microbioma, o flora intestinal, es la población de microorganismos...

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¿Qué son los prebióticos y los probióticos?

 

 

Nuestra flora intestinal es tan pero tan importante que, si la tienes floja o débil, te enfermas con mayor frecuencia. El microbioma, o flora intestinal, es la población de microorganismos que viven dentro de ti y son tan imprescindibles como el aire que respiras. ¡De hecho, tenemos más bacterias en nuestro intestino que las células que componen nuestro cuerpo! Es muy importante que tomes conciencia de esta enorme comunidad que vive en tu interior. No estás sola. El tema es que ahora tomamos tantos antibióticos y viene todo tan pasteurizado que nos estamos despoblando, y eso es un problema. Para evitarlo, tenemos que ocuparnos de comer suficientes prebióticos y de incorporar los probióticos en nuestra dieta.

Los prebióticos son el alimento de las bacterias buenas y están básicamente en la fibra. Los probióticos son los microorganismos y se generan en algunos alimentos fermentados, como el chucrut, el kimchi, la kombucha, el kéfir, el vinagre de manzana, el yogur, las aguas enzimáticas o bien cápsulas o ampollas de probióticos.

Hace muchos años, unos veinte, un amigo me regaló un hijito de su kombucha (hongo megasaludable) y me puse a criar hijitos también, hasta que un día decidí tirarlos porque me estaban usurpando la casa. Cada hongo crecía dentro de un frasco grande como esos grandes de aceitunas, tapado con una tela. Cuando se ponían grandes hacía otro en otro frasco, mientras me iba tomando mis shots diarios del líquido. Como Male no había nacido todavía, tenía tiempo para dedicarme a criar hijitos de kombucha.

Me dediqué con pasión a criarlos pero me estaban dando mucho trabajo y no aprendían a hablar, ni a caminar, ni les podía poner vestiditos, así que decidí encarar la verdadera maternidad. Luego de un año sin una sola gripe ni un resfrío, los tiré. ¡Pobrecitos! Nunca más volví a escuchar sobre ellos hasta que empecé a cambiar toda mi dieta en 2012, y otra vez el tema de hacer hijitos en la cocina era un asunto a encarar.

Quedé un poco traumatizada con la kombucha y me negué al kéfir, otra clase de hijos bacterianos y fúngicos que también se crían en la cocina pero no hablan, ni cantan, ni te dicen te amo ni nada. Sin embargo, como no dejo de escuchar sobre la importancia de los probióticos y cuando me los tomé en cápsulas me cayeron para la mona, me empecé a interesar en el yogur vegetal.

Me encantaría enseñarte a hacerlo, pero no me sale tan bien aún. En este preciso momento, tengo un bowl de yogur de castañas de cajú fermentando en la mesada de mi cocina, pero no logro que tenga la acidez justa. Tal vez para el próximo libro sí. Ahora, si tú te las ingenias para hacer alguno de todos estos fermentos, te sugiero sumarlos a tus elixires.

También los puedes comprar listos para consumir. Yo ahora compro kéfir de agua, yogures vegetales, quesos vegetales, y otros alimentos fermentados.

Si a todo lo que te enseñé le sumas probióticos, vas a estar mucho mejor. La felicidad de tu intestino será inmensa y, por ende, la de todo tu cuerpo.

Para más información, puedes consultar mi libro ZUMOS Y BATIDOS / JUGOS Y LICUADOS.

 

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