Las toxinas y el estrés generan obstáculos para que el cuerpo funcione con normalidad, como está diseñado para funcionar. Cuando eliminamos estos obstáculos y le damos al cuerpo todos los nutrientes que necesita, recupera todas sus funciones, se renueva la energía y nos sentimos muy bien, en nuestra mejor versión.
Nuestra evolución genética fue modelada por el ayuno impuesto por un estilo de vida de cazadores-recolectores durante el período Paleolítico. Estos períodos de ayuno, de escasez de alimentos, hacían posible que el hombre tuviera disponible la energía necesaria para las funciones de desintoxicación y regeneración tan imprescindibles para que las células estén sanas. En aquella época, el hombre no padecía las enfermedades degenerativas que hoy son una pandemia: cáncer, enfermedades autoinmunes, diabetes, cardiopatías, obesidad.
Hoy en día comemos mucha comida (no alimentos) repleta de colorantes, saborizantes, conservantes, aromatizantes, emulsionantes, gelificantes, edulcorantes, además de los agroquímicos, agrotóxicos, y transgénicos, y las sustancias tóxicas de los envases como el bisfenol A, etc. Es por esto y otras causas ambientales, el estilo estresante de vida que llevamos, más las radiaciones nocivas, que nuestro sistema inmune y nuestros órganos de eliminación se ven sobrecargados y comienzan a colapsar. Entonces "barren bajo la alfombra".
¿Qué quiere decir esto? Como la naturaleza es sabia, y tu cuerpo quiere lo mejor para ti, esconde muy bien las toxinas que no logra eliminar por estar sobrecargado. Las esconde donde son menos peligrosas y no comprometen tus órganos vitales. Las esconde en tu "grasita". Cuando haces una desintoxicación y estas toxinas pasan del tejido adiposo (grasita) a la sangre, puedes tener muchos síntomas incómodos (dolor de cabeza, cansancio, náuseas, mocos, diarrea). Todo tu cuerpo está trabajando arduamente para eliminar de manera definitiva estas toxinas. Estos síntomas desagradables se irán cuando comiences a eliminarlas definitivamente. ¡No sirve cambiar la basura de lugar!
Cuando empiezas a desintoxicar, lo primero que hacen las toxinas es pasar a la sangre y de ahí las tienes que eliminar a través del intestino, de la orina, de la respiración y de la transpiración.
Durante estos 21 días détox es fundamental evacuar tus intestinos, hacer caca. ¡Todas las toxinas que se remuevan tienen que salir sí o sí de tu cuerpecito! (No me interpretes mal, todos los días de tu vida es importante que hagas caca. ¡Siempre!) Hacemos un détox como este para sacar las toxinas. ¡O sea que tienes que ir al baño! ¡Sea como sea, te sientas en el inodoro y esperas que ocurra! Hay muchas maneras de ayudarte: elevar las piernas arriba de un banquito o sobre una pila de libros, hacerte masajes con las manos en forma circular en dirección de las agujas del reloj, balancear tu torso hacia adelante y hacia atrás como si te estuvieras hamacando. Y si no puedes, te enseño una receta de laxante natural para que te hagas. La encontrarás en la parte de las recetas.
Te aseguro que si siempre tuviste problemas con este asunto, con el cambio de alimentación vas a mejorar un montón.
Es muy importante que sumes probióticos a tu vida. Durante estos días, más. Kéfir de agua, kombucha, chucrut, kimchi, yogur vegetal. Un vaso de kéfir en cualquier momento del día. Un yogur vegetal natural sin azúcar en tus bowls. Una cucharada de chucrut en tus ensaladas. Te ayudarán con tu intestino. Te explico más en mi libro Paz, Amor y Jugo Verde.