La piel es el órgano más grande de nuestro cuerpo.
Es muy importante que esté en perfecto estado para que cumpla con toda su función. Para eso, no hay nada mejor que un buen cepillado que elimine todas las toxinas.
Cuando la piel está tapada, todas las toxinas se reabsorben en vez de ser eliminadas. Por eso, es necesario cepillarse el cuerpo en seco para que se desprendan las células muertas, se estimulen los puntos de acupuntura, se active el sistema linfático, se estimule el chi (nuestra energía vital), el sistema inmune y mejore la circulación. Además, deja la piel suave como el terciopelo.
Puedes adquirir un buen cepillo de cerdas naturales en una farmacia o en el Barrio Chino, si estás en Buenos Aires. También sirve una esponja vegetal (recuerda lavarla una vez por semana con agua y jabón).
Comienza por tus pies y ve subiendo con movimientos circulares en el sentido de las agujas del reloj. Siempre realiza movimientos ascendentes y sé suave en las partes más delicadas, como la piel de tus tetitas. Este proceso no debería llevarte más de unos pocos minutos antes del baño.
Si experimentas problemas en la piel, no dudes en consultar a tu médico.
Ahora que sabes cómo eliminar las toxinas de tu piel, evita volver a ponerlas usando cremas llenas de químicos. Opta por aceite de almendras, de coco, o alguna crema completamente natural. Ten en cuenta que tu piel absorbe todo lo que le apliques. Al igual que cuidamos lo que comemos, también debemos considerar los productos que aplicamos en nuestra piel.
Hoy en día, existen opciones saludables y respetuosas con el medio ambiente para el cuidado personal. El paso final después del cepillado debería ser la aplicación de productos reparadores, lubricantes e hidratantes sin conservantes cuestionados, ni colorantes o fragancias sintéticas. Prefiere extractos vegetales de origen orgánico para garantizar que no contengan restos de agroquímicos o pesticidas.
