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¡CHAU MA!

" Hoy te escribo llorando, con mi corazón partido, con una tristeza inconmensurable. Hoy te escribo con el dolor que sentí hace 24 años atrás cuando se fue mi papá, pero creo que un poquito más… o tal vez diferente. Mamá es mamá. Es un dolor que no se puede comparar con nada. Es el dolor de saber que mamá, a quien tanto amo se fue a otro mundo para siempre; que ya no me va a llamar por teléfono varias veces al día… ni siquiera una y me va a decir “hola mi tesoro, hola mi amor, resulta…”; que ya nunca más me va a acariciar; que no me va a comprar esas cosas que solo ella me compraba; que ya no me va a mandar los knishes de papa ni las pelotitas ni los bocaditos de verdura para Male; que ya no me va decir esas cosas que ella me podía decir aunque no me gustaban; que ya no me va a proteger aunque estoy grande y me protejo sola; que ya no va a entrar a casa con su perfume “Angel” que no me gustaba tanto porque es muy fuerte y muy dulce, pero que hoy daría cualquier cosa por olerla otro ratito más. Y puedo seguir con la lista de cosas que ya no van a pasar más y aún no lo puedo creer. Tuvimos una relación muy intensa y apasionada. Con mamá era así. ¡No sabés todo lo que vengo aprendiendo a su lado! Y la leyenda continúa con Male, la otra virginiana de mi vida, pero ahora cuento con más Trabajo Personal. Mamá sigue en nosotras dos. Veremos cómo hago para quedarme con lo mejor de ella y soltar lo que ya no me sirve.

Todo este desenlace fue muy rápido e inesperado  porque parecía que mamá era invencible, una extraterrestre como ella misma repetía que yo le había dicho una vez. Mamá tenía muchas ganas de vivir, de ver a Male casarse algún día. Mamá, hasta que la encerraron en marzo y la llenaron de miedo, la pasaba muy bien. Iba y venía sin parar con sus amigas, todas las noches le gustaba ir a cenar afuera, ir al cine, al teatro, jugar al bridge, tomar cafecitos y tantas cosas que la hacían feliz. Si una noche llovía y no podía salir se ponía de malhumor. Mamá era una mujer muy independiente y autónoma. Mamá era indomable, no le gustaba que le dijeran lo que tenía que hacer. Si la viste cocinando conmigo en los videos de Instagram seguro pudiste observar de quien te estoy hablando. Me animo a pensar que entraría en el libro Guinness de los records por haber sido la mujer que se operó cinco veces de la misma cadera en tan pocos años y aún así quería seguir rehabilitándose para que la farra continuara. ¡Las enfermeras y los médicos quedaron impactados por su fortaleza! Algún día te voy a contar detalles. Ahora no puedo porque todavía  está muy cerca y se puede enojar. Ahora solo deseo que disfrute de la liviandad, de la liberación de su cuerpo enfermo, del estado de amor absoluto sin pensamientos. Ahora solo deseo que esté bailando en la luz y si es posible con papá. Ella lo extrañaba mucho.  

 Hoy siento una enorme gratitud de haber podido despedirme y asistir junto a Malena a su partida minuto a minuto. No me guardé nada y le dije todo lo que necesité para que se fuera en paz. La abracé aunque no nos dejan. La acaricié sin miedo. Y no dudé ni un minuto en estar a su lado mimándola. Solamente la dejé sola en el sanatorio las dos veces que tuvo que ir por cuidar a Oscar y porque era un gran riesgo para todos. Pero ella no se sintió abandonada por nosotros porque estuvimos conectados todo el tiempo y coordinando todo para que la pasara lo mejor posible dentro de esta horrible situación de pandemia que estamos viviendo todos.

 Vos ya sabés que creo profundamente en que somos seres espirituales viviendo una experiencia humana y sé  que ahora mamá ya no sufre más y está sumergida en una paz infinita rodeada del amor incondicional y con papá y sus padres que estoy segura de que la vinieron a buscar. Sé que cuando mi experiencia en esta tierra termine la voy a volver a encontrar y eso me da mucha paz, así como también sé que hice todo lo que pude para ayudarla en este mes difícil que nos tocó atravesar. Pero también sé que hasta que ese momento llegue, y espero que falte mucho, la voy a extrañar demasiado. Mamá fue un ser excepcional, fuera de serie, con una energía arrolladora y una presencia gigante en mi vida desde el primer día que me trajo a este mundo.

La semana pasada, le dijo a una de sus enfermeras que estar presa no era para ella. ¡Mamá vivió 88 años como pocas! No paró. Fue una verdadera gozadora de la vida. Ella me enseñó a ver el vaso medio lleno, me enseñó a ser fuerte cuando la cosa se puso difícil y hoy por ella, por Male y por mi, también voy a ser fuerte para atravesar lo que sea.  Ahora me duele mucho y lloro. Esto también es ser fuerte. Aceptar el dolor y atravesarlo es ser fuerte. Aceptar la vulnerabilidad es ser fuerte.

Hay mucho que aprendí en este tiempo y algún día te voy contar… son tiempos locos y esto que pasó fue algo que sospeché cuando vi que ella estaba tan asustada por el virus. Berta se fue en el momento justo. La vida se puso difícil y ella no estaba para esto. Ella estaba para seguir la joda. La idea de estar en su casa, sola, mirando por la ventana, no era para ella. Un ratito, pero no más que un ratito.

Mamá tuvo una vida maravillosa y me dio una vida maravillosa. Hoy brindo por eso, sin jugo verde, porque tampoco era para ella. Ya te voy contar muchas cosas para que te rías. Hoy no puedo. Hoy no me sale el humor. Me doy mi tiempo y cuando esté lista vuelvo con tutti.

 Gracias por tu amor, por tus palabras cálidas para con ella y mi familia. Tus palabras y las de miles de personas me  reconfortan en este duro momento en el que no puedo abrazar a mis hermanos, a mis primos, a mis amigas y amigos. Las demostraciones de amor que recibo a cada minuto me llenan el corazón de emoción y gratitud.

 Voy a tomarme unos días para juntar fuerzas y vuelvo. Vos seguí cuidándote porque estos tiempos necesitan más y más cuidados que nunca."

Con todo mi amor y en nombre de mi familia ¡Gracias!

Marina